domingo, 11 de diciembre de 2011

Mirar hacia otro lado no vale

Hay quien se dedica a sentir vergüenza y mira hacia otro lado, pero también los hay que sienten pena y se arman de valor para luchar. Me encuentro en el segundo grupo después de mirar a mi alrededor y ver cómo han cambiado las tornas: antes, ser analfabeto era motivo de burla, ahora parece que la situación se ha invertido.

Me encuentro en un día a día lleno de atentados a mi cultura, en especial a la lengua que he heredado de mis padres. La dejadez por el cuidado de la misma es una enfermedad muy común entre los jóvenes, una dolencia que se niegan a aceptar escudándose en un surtido muy variopinto de excusas del estilo: “estoy escribiendo abreviado”, “sin tildes me entiendes igualmente”, etcétera. La primera es la más usada y, sin embargo, es la más fácil de desmontar  en casos como el poner una “g” donde va una “j”, ¿dónde está aquí la abreviación?

La verdad sea dicha, la utilidad de la lengua es hacernos entender, y muchas veces es así saltándose las normas ortográficas. Pero a veces queda mucho más clara una frase con el matiz inclinado encima de ciertas vocales y qué decir de los signos de puntuación, que le cambian totalmente el sentido a una frase. Con esta nueva tendencia, la juventud de hoy en día muchas veces tiene que intuir qué es lo que quiere decir realmente el emisor y, por ello, a veces se encuentran metidos en malos entendidos o indicándole a la otra persona que se explique. Lo cual se podría haber evitado con esas pequeñas herramientas que nos facilita el uso correcto de la lengua. Y no sólo eso, al final las frases se vuelven pesadas, muy ásperas, dolorosas para el cerebro, siendo que puedes edulcorarlas para hacer la lectura mucho más fácil para nuestro cerebro.

Así pues, a riesgo de parecer un pedante, como muchas veces me ha pasado, empezaré mi particular cruzada con pequeños detalles tales como escribir bien vía chat, en el móvil poner tildes (aunque abrevie) y en los emails que envío a amigos.

No es mucho, pero por algo tengo que empezar. No pierdo la fe en ellos, quizás así noten el cambio y se den cuenta de lo fácil que es leerme. O simplemente les dé igual, quién sabe.

3 comentarios:

  1. Gota a gota se puede llenar un tarro de agua con paciencia, todos deberíamos hacer lo mismo.
    Gran entrada =)

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  2. No quedas nada pedante Pablo, es la verdad. Desgraciadamente las nuevas tecnologías han ayudado bien poco a la lenngua. Si hasta yo gracias al msn cometo faltas graves... así que habrá que volver a las buenas costumbres y escribir cartas.

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  3. Lo primero felicitarte por el nuevo blog. La verdad es que ha quedado muy bonito y funcional, a ver cuándo aprendo yo. :)

    Éste que mencionas aquí es el caballo de batalla de todos aquellos a los que nos gusta disfrutar de las posibilidades de la lengua; desgraciadamente, la amenaza no viene sólo de los mensajes de texto y los chats, sino también de nuestro propio bando: incluso la RAE ha simplificado la escritura con las mismas excusas que mencionas: se entiende igual, así es más fácil... como decía aquél, así nos va.
    Aun así no quiero resignarme a pensar que ésto no tiene arreglo, y gracias a artículos como éste los que aún queremos solucionarlo sabemos que es posible.

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