El origen

¿Cuándo comenzó la historia? ¿Cómo? ¿Por qué?

Antes de todo, sólo existían las fantasías de la infancia. Pero algo dentro de mí no quiso dejarlas atrás. Las concentró, creó la singularidad del todo, un concentrado de recuerdos, gustos, que un día vibró con tal violencia que desató el universo de las millones de escenas, a día de hoy todavía en expansión. Y esas escenas fueron chocando entre sí hasta dar lugar a pequeños sistemas de minihistorias que giraban, y giran, alrededor de un marco espaciotemporal.

¿Cuándo ocurrió el Big Bang de la creatividad del Barbus? Tenía apenas doce años cuando empecé a plasmar principios de historias que rápidamente se enfriaron para vagar como rocas inertes, basura fantasiosa. 

Después de que dicho universo se fuera haciendo cada vez más grande, nació una historia en particular, el sistema de minihistorias más vivo y que a día de hoy sigue creciendo para, con suerte, terminar madurando y albergar maravillas que puedan ser admiradas por los telescopios de otros, véase libros o ebooks.

Dejándonos de símiles empalagosos, me centraré en hacer más terrenal el "Érase una historia".

Pues ocurrió una tarde de verano, recién cumplidos los quince años, cuando decidí coger una hoja. No sabría explicar realmente qué me llevó hasta ella, pero era un cuarto de hoja A4. Un trocito de papel que reposaba en una mesa al lado de un bolígrafo; supuse que mi madre iba a hacer la lista de la compra.

Sin más, empecé a escribir animales y colores e imaginé muchas combinaciones entre ellos. ¿Sería capaz de crear mi propia bestia? Lo intenté hasta que conseguí algo. Entonces me asaltó otro reto, ¿sería capaz de crear mi propia raza?

Al final de esa tarde conseguí acercarme a una idea de una nueva raza y comenzó mi tortura. Días después me rondaba aquella bestia y aquellos seres por la cabeza. No aguanté más y dibujé corazas, cotas de malla, cuencos, pequeños detalles de un "algo". No sabía muy bien qué estaba haciendo, actuaba por instinto.

Desde entonces las imágenes fueron sucediéndose, inconexas. Rompían contra mi tranquilidad, con fuerza, y siempre volvían. Más tarde llegó el mapa. El original, que nació en una tarde en la que sentí la necesidad de dibujarlo. Sin tener nada en mente, cogí mi lápiz y una hoja y de nuevo me dejé llevar.

Luego llegaron más razas. Hasta que un eje sólido se presentó, la estrella que le iba a dar vida a aquella historia. Acudieron escenas y más escenas que podían girar alrededor de él y así formaron la historia primitiva de mi novela. Unas 120 hojas manuscritas de la primera versión de la primera parte. Más de 50 hojas con apuntes y desarrollos de personajes y nuevas razas. Unos cuantos dibujos para edulcorar el pastel que estaba cocinando desde los quince y ya tenía diecisiete.

Entonces lo dejé reposar un tiempo, para que se enfriase y pudiera degustar su sabor. Fue agridulce, así que durante años anotaba posibles mejoras de la receta original, hasta hace relativamente unos meses que me puse de nuevo a cocinar.

¿Gustará mi dulce? ¿Será sólo un pastelito o algo realmente nutritivo? El tiempo lo dirá, lo único que sé cierto es que uno de los dos ingredientes son el amor y una profunda dedicación.

El Barbus