viernes, 25 de mayo de 2012

Dinero y prisa, para que luego te entre la risa.

Hoy quiero emprender el camino de la sinceridad, mirando atrás y adelante, quizás también hacia los lados, para asimilar lo que veo en cada paso y reflexionar después, si soy capaz de pararme.

Quiero advertir que no presentaré nada que no se sepa entre susurros, pero en esta entrada me atrevo a dar voces, intentando que no me vacile la voz. Voy a abordar el tema de la prisa, enfermedad que asfixia a nuestra sociedad. Quererlo todo y ya.

Particularizando a los ámbitos en los que me muevo, aún más finando la puntería para atinar hacia algo más concreto, diré que es una dolencia con la cual muchos hacen negocio. Seré claro y me dejaré de redeos: hablo del fenómeno de la masificación de nuevos escritores.

Gracias a plataformas virtuales como Amazon, Lulu, Bubok y otras, a los escritores se nos ha brindado una oportunidad de ser nosotros mismos nuestros propios editores, pasándonos por el forro de ciertas zonas las barreras que se nos ponen en la carrera de fondo para publicar de forma tradicional. Esto no es bueno ni malo, en absoluto, es otra opción. ¿Problema? Que muchos directamente optan por esas vías por las prisas de darse a conocer y, porque no, ganarse algún dinerillo. Y aquí es donde entra la masificación de nuevos escritores.

¿A caso yo no he tenido ganas de tener publicada mi novela a la semana siguiente de terminarla? ¡Pues claro! Pero un libro es algo que se cocina poco a poco. Faltan revisiones, opiniones sinceras (cuanto más lejanas del entorno familiar mejor, por si acaso) y humildad. Vale que tienes que creer en tu obra, porque si tú no crees en ella nadie lo hará, ¿pero realmente has plasmado lo que querías de la forma en que querías? ¿Es así como te gustaría que te contasen lo que llevabas en mente? Aquí tenemos que tirar de la autocrítica. Seamos sinceros con nosotros mismos, si no mal asunto. ¿Por qué digo esto? Sencillo, porque mucha gente salta a la autopublicación en pos de ser leídos/comprados cuanto antes, sin haber hecho el ejercicio de autocrítica, y nos presentan sendas cagadas (con perdón), que si hubieran esperado serían buenas obras. Y como no son pocos, existe una gran extensión de novelas mejorables que saturan las plataformas citadas al principio. ¿Así cómo se van a fiar realmente de lo bueno? ¿Cómo no van a padecer cierto rechazo hacia los autopublicados? Bastante mal se hacen ellos mismos, encima perjudican al resto.

Habiendo pasado ya la autocrítica y haberlo contado como la historia lo merece (pues pienso que toda historia merece ser contada), ahora viene el repaso. Y para el repaso se necesita reposo. Deja que tu novela fermente y luego pégale un trago para saber si ya tienes el resultado final. ¿Te gusta pero no termina de dejarte el buen sabor de boca que te gustaría? Correcciones, revisiones y algunas modificaciones. Ese será tu pan de cada día. Así es la forma de conseguir una obra de bella factura. Luego ya tomarás un camino u otro (autopublicación o edición de forma tradicional).

Entonces ahora es cuando lo puedes presentar al mundo o a los editores. Ahora que ya es una novela reposada y refinada. La mayoría de personas se lanzan a la aventura de la publicación tradicional saltándose este paso. Normal que luego te rechacen por doquier. Si ya está mal el asunto para que te cojan presentando una buena novela (J.K.Rowling la rechazaron muchas veces, entre otros grandes), presenta tu novela sin pulir y verás qué rápido tienes tu "NO".

Por eso, cuando escucho a mucha gente decir que si han sido rechazados, que si nadie les hace caso y muchas cosas más, para luego saber que lo que presentan dista mucho de la fantasía que tiene en la cabeza el autor, me entra la risa. "No es que nadie te valore como debes, es que no estás preparado y el orgullo te ciega".

Queriendo no alargar más la entrada, me gustaría contaros mi propia experiencia personal muy brevemente. Empecé a escribir con 15, a los 17 me aventuré con una "gran" historia y con 22 escribí mi primera novela completa y más o menos pulida (después de 3 años con ella, con muchas modificaciones, correcciones y relecturas). ¿Sabéis lo que me pasa ahora? Que de tanto machacarme y buscar dejarla casi perfecta, ahora mi pluma baila mejor y casi sin esfuerzo. Ahora es cuando realmente me siento capaz de intentar meter la cabeza en este mundo, antes no estaba preparado (y para algunas historias que tengo castigadas en la nevera aún no me siento con la madurez literaria para abordarlas). 

Autocrítica y paso a paso. Ese es el camino.

El Barbus.

2 comentarios:

  1. Buena reflexión. Querer las cosas "ipso facto" no es la mejor forma de abordar una posible carrera literaria.Desgraciadamente, en este mundo tienes que demostrar con creces que eres capaz y desde luego las prisas son el primer indicio de que alguien no es capaz.

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  2. Estoy de acuerdo con los dos, con Mr.Sandman y contigo Barbus, lo peor es desesperarse, las cosas pasan por etapas y más en el mundo literario, las prisas son el aliado de la desesperación hay que ser paciente y pausado, reflexionar antes de impacientarse.
    Yo espero que tu novela salga a la luz, pero tondo se andará con el camino.
    Un besote, muy buena entrada.

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