Por fin he acabado mi primera novela. No es mi primer proyecto empezado, pero tiene mucho peso para mí por ser el primero en ser acabado. Ahora ya sé que soy capaz de hacerlo. Y me ha servido para entrenarme y volverme más diestro para afrontar proyectos más ambiciosos. Pero voy a empezar por el principio, que es como debe de ser. ¿No?
Mi historia con esta primera novela es
una historia de amor-odio, la cual empezó por mi segundo curso de
bachillerato. Mi profesor de valenciano nos mandó un trabajo, teníamos
que llevar una especie de diario. Según él, era una forma de obligarnos a
escribir todos los días que había clase de su asignatura, para
desarrollar cierta soltura. La mayoría decidieron por hacerlo
superficial. Yo no. Yo quise contar una historia, basada parcialmente en
hechos reales. Y ahí empezó todo, en una libreta verde con 50 días,
castigada con tachones rojos por mis faltas de ortografía en valenciano.
Me pusieron una nota y la libreta quedó
olvidada en un cajón. De esto hace 4 años. Por aquel entonces estaba
enfrascado en otro proyecto, uno de fantasía. Hacía mapas, dibujos,
notas… Y pensaba que aquel proyecto iba a ser mi primer libro. Y el
único. Pero el tiempo me ha enseñado que tengo demasiada imaginación
para contentarme escribiendo un solo libro. Pero eso es harina de otro
costal.
Dos años después de haber condenado la
libreta verde al cajón del olvido, la volví a encontrar. La tenía en mis
manos. La leí con cariño. Y decidí que la historia no podía quedarse
ahí. Le di el valor que se merecía y me puse manos a la obra.
Mi amor por ella se debe a que no deja de
ser una parte de mí. Pero mi odio a los dolores de cabeza que me ha
causado. Lo intenté una primera vez y me quedé estancado en los primeros
días del diario. Aparqué el proyecto por un tiempo. Más tarde volvió a
mí la necesidad de continuarlo. Tenía la espinita clavada. Sentí la
necesidad, otra vez, de contar lo que aquellas páginas contenían (y
contienen). Volví a intentarlo. Y volví a fracasar. Pero, como se suele
decir, a la tercera va la vencida. Y así fue cómo comenzó la última de
las intentonas.
Me ha llevado un año y medio,
aproximadamente, escribirla. Con mis momentos de dejarla, de disfrutar
escribiéndola, de desesperarme por no saber cómo transmitir lo que
quería decir… Y el mayor quebradero de cabeza, la forma de contarla.
Esto me ha originado muchos problemas, es el mayor motivo de mi odio
hacia esta obra. Pero posiblemente sea uno de sus puntos a favor. Eso ya
lo decidirán los lectores en su día.
Y llegó el último día. La última página.
Terminé y guardé el archivo. Me temblaba el cuerpo. La emoción de
sacudió de golpe y me dejó tiritando. Y sentí alivio. Por fin había
descargado mi angustia, mi aflicción. Al final resulta que sí era capaz
de terminar un proyecto, se había convertido en un reto. Tantas horas
dedicadas. Tanta rabia. Tantas alegrías. Por suerte y desgracia llegaba
todo a su final. Acabada quedaba. Y en el preciso instante que me
sobrepuse al revuelto de sentimientos que me azotaba, sonreí. Ya era
autor de una obra. Había (y he) cumplido un sueño.
Ahora me encuentro con un documento de
texto que necesita ser revisado. Y leído. Espero dar la sorpresa, algún
día, de anunciar mi primera presentación de mi primer libro. Pero no
adelantemos hechos, ahora a quemar fases para llegar al gran reto:
publicar.
Creo que todo lo que nazca de la imaginaciónb y el corazón debe continuarse, y tu historia no es mala Pablo. Descansa y vuelve a retomarla.
ResponderEliminarLo más importante es que has cumplido tu sueño, ahora toca el repasarlo, es escribir es como tu historia de amor-odio, un día estas inspirado, otro sin embargo no quieres ni verla.
ResponderEliminarUn beso =)
Me gusta mucho más blogger, me resulta más fácil seguir un blog xDDDDD
ResponderEliminarAl menos ya has conseguido algo que muchos llevan intentando durante muchooooooo tiempo (sí, yo por ejemplo). Ahora descansa y retomalo con calma más adelante, cuando tengas la cabeza fría :)