LA MISIÓN SECRETA – Guillermo Rocafort
La saga de Roger de Flor junto a los Almogávares y los misterios templarios… Este es el título completo que figura en esta portada junto a unos dibujos medievales donde aparece Saladino luchando contra los cruzados. Editorial Esquilo.
Compré este libro hace escasos días en una librería de un gran almacén. Reconozco que el título me echó para atrás, cansado como estoy ya de misterios templarios y de conspiraciones paranoicas. Pero el subtítulo fue lo que me empujo a su compra: los almogávares y un tal Roger de Flor…
Debo decir que mi origen valenciano, mi afinidad a figuras como Roger de Lauria y todo aquello que huela a Mediterráneo y corsarios, sea de la época que sea, me impulsa a comprar este tipo de novelas, aunque me daba un poco de mala espina el tema de los misterios templarios.
El autor, Guillermo de Rocafort, un abogado madrileño (entre otros muchos estudios), se postula, en la biografía que acompaña al libro, como el máximo conocedor de los almogávares… No lo dudo, pero como le escuchara algún profesor mío de la Facultad…
En fin, que se supone que es una de las máximas autoridades en la materia y eso, a priori, es buena señal. Entonces abrí el libro y comencé:
Roger de Flor fue un corsario de la Orden del Temple que vivió una de las épocas más convulsas en el Mediterráneo tardo- medieval. El libro comienza con la presencia de Roger de Flor en la toma de San Juan de Acre por los musulmanes, último bastión cristiano en Tierra Santa. Él era el líder de los halcones templarios, los templarios del mar que actuaban como corsarios en favor de la cristiandad. Era muy temido en todo el Mediterraneo por sus grandes hazañas. Los Cruzados acaban siendo expulsados de la ciudad, a pesar de su heroísmo, y esto empuja a Roger de Flor y a su Halcón del Temple a realizar una misión secreta para un Temple enfrentado a la dinastía Capeta, liderada por los franceses en el marco de Jacques de Molay, el Papa y el pérfido rey francés, centrándose la acción en la isla de Sicilia y posteriormente en Bizancio y sus alrededores. No adelanto más.
El libro es breve (no llega a 200 páginas), de una muy buena edición, de estilo ágil y dinámico. Se lee en un suspiro. Está contado en primera persona (y es curioso que, como el Cid gana batallas, Roger de Flor habla después de muerto). Pero el autor, para mi gusto, comete el error de exagerar las virtudes y la valentía de su protagonista, lo buenos y fantásticos que son los templarios, lo malos que son los reyes capetos que acabaron con su familia, de los almogávares, una compañía de origen aragonés, mallorquín, catalán y valenciano, las tropas de élite del siglo XIII-XIV. Son tan buenos y tan perfectos, que acaban cansando.
De todos modos, es fácil de leer y si os interesa la época, el lugar o la coyuntura geopolítica, es una buena lectura estival a la sombra de una sombrilla o en las noches calurosas. Y si es junto al mar, mejor.
Compré este libro hace escasos días en una librería de un gran almacén. Reconozco que el título me echó para atrás, cansado como estoy ya de misterios templarios y de conspiraciones paranoicas. Pero el subtítulo fue lo que me empujo a su compra: los almogávares y un tal Roger de Flor…
Debo decir que mi origen valenciano, mi afinidad a figuras como Roger de Lauria y todo aquello que huela a Mediterráneo y corsarios, sea de la época que sea, me impulsa a comprar este tipo de novelas, aunque me daba un poco de mala espina el tema de los misterios templarios.
El autor, Guillermo de Rocafort, un abogado madrileño (entre otros muchos estudios), se postula, en la biografía que acompaña al libro, como el máximo conocedor de los almogávares… No lo dudo, pero como le escuchara algún profesor mío de la Facultad…
En fin, que se supone que es una de las máximas autoridades en la materia y eso, a priori, es buena señal. Entonces abrí el libro y comencé:
Roger de Flor fue un corsario de la Orden del Temple que vivió una de las épocas más convulsas en el Mediterráneo tardo- medieval. El libro comienza con la presencia de Roger de Flor en la toma de San Juan de Acre por los musulmanes, último bastión cristiano en Tierra Santa. Él era el líder de los halcones templarios, los templarios del mar que actuaban como corsarios en favor de la cristiandad. Era muy temido en todo el Mediterraneo por sus grandes hazañas. Los Cruzados acaban siendo expulsados de la ciudad, a pesar de su heroísmo, y esto empuja a Roger de Flor y a su Halcón del Temple a realizar una misión secreta para un Temple enfrentado a la dinastía Capeta, liderada por los franceses en el marco de Jacques de Molay, el Papa y el pérfido rey francés, centrándose la acción en la isla de Sicilia y posteriormente en Bizancio y sus alrededores. No adelanto más.
El libro es breve (no llega a 200 páginas), de una muy buena edición, de estilo ágil y dinámico. Se lee en un suspiro. Está contado en primera persona (y es curioso que, como el Cid gana batallas, Roger de Flor habla después de muerto). Pero el autor, para mi gusto, comete el error de exagerar las virtudes y la valentía de su protagonista, lo buenos y fantásticos que son los templarios, lo malos que son los reyes capetos que acabaron con su familia, de los almogávares, una compañía de origen aragonés, mallorquín, catalán y valenciano, las tropas de élite del siglo XIII-XIV. Son tan buenos y tan perfectos, que acaban cansando.
De todos modos, es fácil de leer y si os interesa la época, el lugar o la coyuntura geopolítica, es una buena lectura estival a la sombra de una sombrilla o en las noches calurosas. Y si es junto al mar, mejor.
Txema Gil
Este hombre reseña muy bien la verdad, se nota que sabe de lo que habla. Un abrazo y desde luego menudo reseñón.
ResponderEliminarGracias por lo de hombre jajaja.
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